Peste Porcina Clásica
La Peste porcina clásica (PPC) es una
enfermedad viral que afecta al ganado porcino, tanto doméstico como salvaje. Se
caracteriza por lesiones de carácter hemorrágico y de curso generalmente fatal
en las formas agudas. Fue descrita por vez primera en Estados Unidos, a principios
del siglo XIX.
En 1942 la PPC fue introducida al país a
la ciudad de Cúcuta posiblemente desde Venezuela. Con la implementación en el
año 2000 del Plan Nacional de Erradicación de la PPC se dio un gran avance en
la aplicación de técnicas diagnósticas y se iniciaron los estudios de biología
molecular para analizar filogenéticamente los aislados virales obtenidos
durante los últimos años en diferentes regiones del país.
Características del Virus
El virus de la PPC es estable en un rango
de pH entre 8 y 9, a temperaturas de -20 ºC a -70 ºC y liofilizado, donde puede
mantenerse durante años. Asimismo puede durar semanas a temperatura de
refrigeración en recipientes de cristal herméticos, sin una disminución marcada
de la infectividad. La putrefacción lo destruye en 1 a 3 días, de ahí que se
inactive fácilmente en estiércol (24 - 48 horas), si no se encuentra en sangre
o exudado nasal. En locales deshabitados, suele desaparecer entre 1 a 15 días,
también puede permanecer durante varios días en heces, orinas y secreciones*.
Así mismo el virus se inactiva con Disolventes Orgánicos, Hipoclorito al 2%,
Hidróxido Sódico al 2%, Fenol al 5%, Cresol al 6% y Cal al 5%.
El único hospedador natural del virus de la PPC es el cerdo tanto doméstico
como silvestre, aunque el virus es capaz de replicarse en otras especies
animales como rumiantes domésticos, venados y animales de experimentación.
Entre ellas, el conejo es el hospedero heterólogo más importante, ya que dio
lugar a la obtención de las clásicas cepas vacunales atenuadas, utilizadas en
Europa en los años 70 y primeros de los años 80 para el control y erradicación
de la enfermedad
El virus de la PPC suele penetrar en el organismo por ingestión,
inhalación, a través de la piel o semen. Una vez en el animal, el virus se
replica en las amígdalas (infección oral o nasal) o en los ganglios linfáticos
regionales (vaginal, piel).
Tras una primera fase de replicación el virus pasa a la sangre produciendo
viremia (12 a 20 horas postinfección hasta varias semanas). En etapa posterior,
el virus se localiza en los órganos diana (bazo, ganglios, riñón, pulmón,
médula ósea) donde se producen nuevas replicaciones víricas y las lesiones
características de carácter hemorrágico.
El contacto directo entre animales infectados en fase
aguda o portadores y animales sanos es la forma más común de transmisión. La
eliminación del virus en animales infectados puede comenzar a partir del
segundo día post infección por saliva, secreciones oculares, nasales y aire.
Después de unos días, el virus se puede eliminar también por orina, heces y
semen. Es importante destacar la transmisión de madres portadoras asintomáticas
a sus lechones o a otros animales adultos
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